domingo, 22 de enero de 2012

Érase una vez……¡o no lo era?


Queridos niños y niñas: Había una vez un reino que llamado Pandereta gobernado por un rey muy, pero que muy campechano, con su corte, innumerables nobles, donceles, cortesanos y criados que estaban a sus ordenes. Si algo diferenciaba a Pandereta de otros reinos, era que  aquí todo funcionaba al revés. Los corruptos y malhechores eran premiados y presidían ínsulas. Vestían apuestos trajes que no pagaban de su bolsillo y que les regalaban unos simpáticos promotores y amigos de lo ajeno, a cambio de una serie de favores( económicos se entiende) como recalificaciones, adjudicaciones de cargos públicos, obras y contratas……etc.
Uno de los ciudadanos del reino Pandereta y protagonista de este cuento, es un joven apuesto y natural de Jaén, quien con el esfuerzo y sacrificio de sus padres ingreso de niño en un seminario, que era el único sitio donde podían adquirir educación y cultura los hijos de familias humildes que no podían pagar los estudios de sus hijos.
Baltasar que es el nombre de nuestro joven y dispuesto seminarista, se educo con tesón en retórica y en humanidades y cierto día decidió abandonar el camino de los hábitos y pensó que la mejor manera de servir a Dios, seria el impartir justicia entre sus semejantes y evitar los abusos de los poderosos y corruptos. Así que decidió coger los hábitos de la abogacía y servir a la diosa Justicia.
Su carrera como paladín de la Justicia fue meteórica, queridos niños. Libró peligrosísimas batallas contra todo tipo de malhechores y rufianes del reino de Pandereta e incluso se atrevió a perseguir a algún criminal de reinos de mas allá de los mares, lo que hizo que la fama de Baltasar fuera reconocida a lo largo y ancho de todo el mundo.
Decidió dedicar su vida a la muy noble y leal tarea de valedor de la ley y el orden. Como podéis imaginar queridos niños, este tipo de tarea no iba a resultar nada fácil para nuestro héroe. Cegado por sus éxitos, se había olvidado de que en Pandereta, pese a que contaba con una constitución y un modelo de transición democrática de la que alardeaban constantemente sus dirigentes, muchos de sus ilustres ciudadanos continuaban aferrados a su manera de vivir de siempre a caballo entre la picaresca y el soborno.  Esto le llevo a ganarse muchos y muy peligrosos enemigos. Pero nuestro héroe continuaba en su lucha sin descanso, rodeado de un pequeño grupo de confianza, ajeno a las ganas de revancha por parte de siniestros grupos de poder agazapados y prestos a dar un golpe mortal a Baltasar al menor descuido.
Fue nuestro caballero a dar con un asunto baladí, como la trama Gürtel, uno de los asuntos mas chusco y cutre y de corrupción política, pero muy bien vestido y con trajes de costosas telas. El Joven Baltasar instruyo el caso y decidió el arresto del cabecilla de la trama llamado Francisco Correa y un rufián al que llaman el “bigotes”.
Quiso el destino que Baltasar decidiera  simultáneamente declararse competente desde su juzgado de la Audiencia Nacional , para investigar los crímenes cometidos durante  la represión franquista, a cargo del anterior mandatario del reino de Pandereta y sus secuaces…..…y allí se encontró con unos enemigos que aparentemente ya no existían en un reino que se define como democrático……”la ultraderecha.”
Este grupo de facinerosos y supervivientes de los mas de 40 años de dictadura que atravesó el reino de Pandereta, aprovechándose de unas garantías jurídicas y un estado de derecho democrático, en las que ellos no creen, aprovecharon a acusar a Baltasar de prevaricación, en su investigación por los crímenes y desapariciones. ¡¡Los acusados pasaron a ser acusadores!!.
Así que, entre unos corruptos y unos facinerosos, consiguieron llevar a nuestro buen caballero al banquillo de los acusados de los tribunales de justicia del reino Pandereta……y de esta manera desposeyeron a Baltasar del titulo de caballero y de paladín de la lucha contra los malhechores y facinerosos.
Y es que queridos niños, ya os decía al principio del cuento, que en el reino Pandereta todo funciona al revés de otros reinos.
Y colorín colorado….con el juez Baltasar……han terminado.
Esto querido niños os enseñara, que aunque la justicia y las leyes parece una cosa muy seria y sus representantes unos señores muy sesudos y respetables, en algunos reinos como el del cuento que os he narrado……no dejan de ser atajo de “mamones”, que amparándose en artimañas y triquiñuelas legales y el respaldo de personas influyentes y muy poderosas, terminan por imponerse a la justicia y al sentido común.
Besos y saludos cordiales a todos los que luchan por la justicia, pese a los “gurteles” y facinerosos de turno.
FERnando (ora et labora)

PD1: Un alcalde del reino de Pandereta, dijo hace años que la justicia en este reino, era un cachondeo…….y que razón llevaba el bueno de Pedro Pacheco
PD2: Uno de los padres de la modélica y ponderada transición democrática del reino Pandereta, ha muerto curiosamente el día que comenzó el juicio contra Baltasar. Este padre de la patria será recordado por llevar tirantes y por pronunciar la frase : “la calle es mía”. Como podéis apreciar por el tono queridos niños, ¡¡este señor era un poco autoritario!!
PD3: Dedico este cuento al amigo Xus Durán, que inauguro ayer una exposición maravillosa con el titulo “del Rojo al violeta” y recupera a través de su arte la memoria histórica de uno de los actos mas vergonzosos y humillantes cometidos contra los exiliados de la Guerra Civil española como fueron los campos de concentración d’Argelers y rinde homenaje a la maternidad de Elna, que impulsada por Elisabeth Eidenbenz supuso un rayo de esperanza para centenares de mujeres y criaturas allí nacidas.


2 comentarios:

  1. Cuento edificante, recuerda a los radiofónicos de los 50-60, más real que la historia que nos cuentan. ¡Y ese Jordi Baltasar Matadragones, con toda la parafernalia fascistoide en lontananza tan poco lontana, muy propio!

    Salut!

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  2. Mira que hemos escuchado cuentos en la radio que recuerdas Ramiro......pero tan "surrealistas" y malvados......¡¡pocos!!
    Saludos de cuentacuentos
    FERnando

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